jueves, 28 de febrero de 2013

Secuestro.

Ainhoa está atada a un palo de madera con una bolsa de tela en la cabeza. 
Ainhoa: ¿Quién eres? Suéltame. ¿Qué quieres? - Ulises se agacha y la mira fijamente. Seguidamente le quita la bolsa de la cabeza. - ¿Qué haces? ¿Estás loco? Suéltame. 
Ulises: En cuestión de minutos mi vida se irá a tomar por culo, Ainhoa. - Dice Ulises desatándola. - Así que sí, estoy loco. - Ainhoa sale corriendo pero Ulises se pone delante de ella y los dos se estreyan contra la puerta, quedando muy cerca el uno del otro. 
Ainhoa: Me equivoqué, creía que eras tú, pero me equivoqué. Fuiste un capricho, una tontería y pensé que podría quererte pero no puedo. 
Ulises: No me convences. - Dice Ulises llorando. 
Ainhoa: Si dices que me quieres déjame en paz, te lo suplico. Déjame en paz para siempre, por favor. 
Ulises: De acuerdo, me alejaré de ti, pero antes voy a besarte. Los besos no engañan, Ainhoa. Solo es eso, un beso, nada más. 

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