Ainhoa está atada a un palo de madera con una bolsa de tela en la cabeza.
Ainhoa: ¿Quién eres? Suéltame. ¿Qué quieres? - Ulises se agacha y la mira fijamente. Seguidamente le quita la bolsa de la cabeza. - ¿Qué haces? ¿Estás loco? Suéltame.
Ulises: En cuestión de minutos mi vida se irá a tomar por culo, Ainhoa. - Dice Ulises desatándola. - Así que sí, estoy loco. - Ainhoa sale corriendo pero Ulises se pone delante de ella y los dos se estreyan contra la puerta, quedando muy cerca el uno del otro.
Ainhoa: Me equivoqué, creía que eras tú, pero me equivoqué. Fuiste un capricho, una tontería y pensé que podría quererte pero no puedo.
Ulises: No me convences. - Dice Ulises llorando.
Ainhoa: Si dices que me quieres déjame en paz, te lo suplico. Déjame en paz para siempre, por favor.
Ulises: De acuerdo, me alejaré de ti, pero antes voy a besarte. Los besos no engañan, Ainhoa. Solo es eso, un beso, nada más.
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